domingo, 18 de noviembre de 2007

Demian de Hesse


-¿Vas mucho a la taberna?-me preguntó.
-Pues sí-contesté con desgana-; ¿qué va uno a hacer?En fin de cuentas, es lo más divertido.
-¿Tú crees? Puede ser. Desde luego, la embriaguez, lo báquico, tienen su misterio. Pero me parece que la mayoría de la gente que anda sentada en una taberna no tiene idea de eso. Me da la impresión de que precisamente meterse en las tabernas es algo muy adocendo. ¡Lo bueno sería pasar la noche entera con antorchas encendidas, en una vedadera orgía desenfrenada! Pero eso de tomar un vasito tras otro no creo que sea muy interesante, ¿no? ¿O acaso puedes imaginarte a Fausto sentado noche tras noche en la taberna?
Yo bebí y le miré con hostilidad.
-Bueno, no todos somos Fausto-respondí secamente.

Me miró un poco sorprendido.
Luego se echó a reír con la frescura y la superioridad de siempre.
-¡Bah!¿Para qué discutir? En todo caso, es probable que la vida de un borracho y libertino sea más animada que la del ciudadano intachable y además-he leído una vez-el libertinaje es la mejor preparación para el misticismo. Siempre son hombres como San Agustín los que se convierten en profetas. También él fue antes un disoluto y un hombre de mundo.
Yo sentía desconfianza y no quería dejarme dominar por él así que contesté muy indiferente:
-¡Sí, cada cual según su gusto! A mí si quieres que te sea sincero, no me interesa ser profeta o algo parecido.
Demian me lanzó una mirada inteligente con ojos ligeramente entornados.
-Querido Sinclair-dijo lentamente-, no tenía intención de molestarte. Además , ninguno de los dos sabemos con qué fin vacías ahora tu vaso. Pero aquello que tienes en tu interior, aquello que conforma tu vida, sí lo sabe; y es bueno tener conciencia de que en nosotros hay algo que lo sabe todo, lo quiere todo y lo hace todo mejor que nosotros. Pero perdona, tengo que irme a casa.

Este libro es uno de los que más me ha impresionado en mi vida. Hace poco lo volví a leer. Además no he oído a nadie que diga que no le gusta, incluso aunque luego cuando hablas con ciertas personas te das cuenta de que no han entendido nada. En cierto aspecto, resulta consolador pensar que si te sientes diferente y no encajas es por el estigma de Caín en vez de porque simplemente no encajas. Por otra parte, entiendo a Sinclair cuando dice que beber es lo más divertido. Yo ya pasé ésa época en la que lo pensaba pero aún así no viene mal desconectar de vez en cuando. Me gustaría pensar que realmente hay algo que lo sabe todo en cada uno de nosotros, y me gustaría también encontrar cosas que me hicieran sentir como cuando leí por primera vez este libro... Tal vez nos ea posible cuando creces.

2 comentarios:

Ashbless dijo...

Precisamente es posible mientras creces. Lo que ocurre es que mucha gente cuando llega a cierta edad o a cierta estatura cree que ya ha crecido todo lo que tenia que hacerlo.

Y conformes con lo alcanzado, se adocenan. Incluso completan estudios y desarrollan trabajos, se casan y divorcian, compran casas y coches. Pero siguiendo los pasos preestablecidos, los caminos trazados, deseosos de sorpresas concertadas, riesgos pactados dolores mínimos. No viven la vida, son vividos por ella.

Sin embargo, si decides no dejar de aprender, de crecer, de avanzar, sigues siendo capaz de maravillarte. Eres capaz de encajar nuevas piezas en el puzzle de tu ser, y enriquecerte indefinidamente.

Ese camino, por supuesto, es inacabable, pero es que la chispa que arde en nosotros es una semilla del infinito, y la búsqueda que te ofrece no tiene fin.


Animo y un abrazo

Casandra dijo...

No corro riesgo de adocenarme, aún así no puedo evitar pensar que la ilusión se pierde cuando creces, que cada vez te sorprendes menos y todo da más igual... Cada vez las decepciones se esperan más y los detalles menos... Gracias por el comentario