lunes, 19 de noviembre de 2007


Rápido como un rayo (Peter) le quitó a Garfio el cuchillo del cinturón y estuvo a punto de clavárselo, cuando se dio cuenta de que estaba situado en la roca más arriba que su enemigo. No habría sido una lucha justa. Le alargó la mano al pirata para ayudarlo a subir.
Entonces Garfio lo mordió.
No fue el dolor, sino lo injusto del asunto lo que atontó a Peter. Lo dejó impotente. Sólo podía mirar, horrorizado.Todos los niños reaccionan así cuando los tratan con injusticia. A lo único que piensan que tienen derecho cuando se le acercan a uno de buena fe es a un trato justo.Después de que uno haya sido injusto con ellos seguirán queriéndolo, pero nunca volverán a ser los mismos.Nadie supera nunca la primera injusticia: nadie excepto Peter. Se topaba a menudo con ella pero siempre se le olvidaba.Supongo que ésa era la auténtica diferencia entre todos los demás y él.
De forma que cuando ahora se encontró con ello fue como la primera vez y lo único que pudo hacer fue quedarse boquiaberto, impotente. La mano de hierro lo golpeó dos veces.

1 comentario:

Sluagh dijo...

Bonita reflexión Sofía, me ha gustado mucho.
La inocencia es algo frágil que muere ante la primera herida, algo irremplazable que sólo podemos perder una vez. Una vez muerta, deja lugar a la experiencia y la desconfianza. Sin embargo la inocencia de Peter es resistente, no se desvanece ante la visión de las injusticas. Por eso Peter sigue siendo un niño eternamente, pero también por eso Peter, es golpeado más de una vez.